martes, 22 de junio de 2010

y, entre todos, un par de hooligans hablando en castellano mientras recordaban, en inglés, rivalidades que ya no importaban

a eso de las diez y media bajábamos por viamonte. de lejos se veían los ponchos, los colores y la noche cerrada a la puerta de la reserva.
una vez adentro caminamos, uno, dos, tres, diez kilómetros, en realidad perdí la cuenta mientras seguíamos el camino que hacían los de adelante. llegamos a un claro, había rio, tierra, y viento para todos. los hombres buscamos el fuego y en ronda lo construímos, uno por uno.
una vez que hubo fuego sonó un pututu y de a uno comenzaron. los hermanos se presentaron en círculo, escuchamos por qué estábamos ahí. a cada uno, cien vivas.
el fuego se avivó cuando llegaron los sikus, las tarkas y otros instrumentos fuera de época, pero con el mismo fervor y la misma recibida. se danzó en ronda, se bailó en círculo y, mientras la música inundó a todos, la luna se perdió para siempre.
nos conocimos entre todos, mientras muchos coqueaban se comenzó a hablar, en ronda, de los cóndores, de sus plumas y de la necesidad de la unión. se charló de la fuerza, de las energías y de los nuevos huevos que hace tanto no se veían.
cuando las aguas fueron turquesa, el cielo se decidió por el naranja frente al violeta. doscientas palmas extendidas, todas hacia el éste. cuatro colores, uno por punto cardinal. todos los colores en el medio, cada uno con su idioma, cada uno de dónde sea, pero todos ahí.
a eso de las ocho y veinte de la mañana el sol se asomó, lentamente, primero naranja y después blanco. se coqueó entre todos, se fumó tabaco en pipa y se quemó coca. todos fuimos bendecidos con el agua, el humo y la luz. ya de día volvieron los sikus, volvieron las tarkas, sonaron las quenas y se compartió la comida y la bebida.
eran las once de la mañana y no entendía muy bien qué hacía en el subte.
un día hablé con Máximo, me contó del año nuevo andino, me dió su amistad y me trató con respeto. yo le pregunté qué pasaba si llovía, y me contestó con una pregunta tan simple como "no se festeja igual el 31 de diciembre?". pocas veces en tu vida te sentís tan torpe. pero ése es el momento en el que entendés todo, y dos tazas de capuchino después, podés entender todo lo que te contaba el Tayta: ibamos por nuestros abuelos y para nuestros hijos, los que ni siquiera pensamos en tener.
en un momento Máximo pidió perdón por no saber expresarse, había cosas que no sabía cómo decir en español, porque él pensaba en quechua.-

lunes, 21 de junio de 2010

MACHAQ MARA

Ayer a la noche fuimos a la Reserva Ecológica a comenzar la vigilia y la fiesta del año nuevo andino, esperando el amanecer, y con él el comienzo del año, con la aparición del Inti Tata (el Sol Padre).
Para darles un poco más de información, los pueblos originarios del altiplano festejan el año nuevo el 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de invierno (lo que para nosotros es comúnmente el inicio del invierno). Es la noche más larga del año, y el día en el que el Sol está en su máxima distancia de la Tierra (siempre hablando en relación al hemisferio sur). Simbólicamente es el "reinicio del acercamiento" del Sol a la Tierra, y con él, un nuevo inicio del ciclo agrícola. Hoy se festeja el comienzo del año 5518.
El ritual de ayer comenzó a eso de las 23 hs. Nos pusimos en círculo (ubicados mujer-varón-mujer-varón). A cada uno se le daba una madera, con la que había que dar una vuelta en sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor de donde próximamente se haría el fogón. Una vez dada la vuelta, el Taita recibía la madera, que luego acomodaba para el fogón.
Una vez participado todos los integrantes del círculo, se iniciaba el fuego (en este momento no pudimos grabar nada porque no había luz). Al prenderse el fuego, cada uno de nosotros debía decir de dónde venía y por qué estábamos allí. Más adelante, y a lo largo de toda la noche, se reflexionó mucho (siempre en grupo; las charlas se hacían entre todos, manteniendo el círculo). Se habló de la naturaleza, de la colonización, y del actual período de "descolonización" (los aymaras y quechuas dicen que ya terminó la noche de los 500 años -en 1992- y que estamos en el inicio de una nueva era).
Para alegrar la fiesta, tocó un grupo de sikuris.
Lo más emocionante fue cuando el cielo ya estaba empezando a aclarar. Faltaba poco para que apareciera el Sol. Todos nos pusimos de pie, en ronda, (excepto algunos del grupo que estábamos grabando el momento fuera del círculo). Posicionados mirando hacia el Este, con el río como escenario y el Sol que asomaba sus primeros rayos, todos alzaron sus palmas a esperar el baño de luz y energía. El Taita y otros participantes tocaron instrumentos de viento. Dijeron algunas frases en quechua y aymara. Se hizo un largo silencio. Se realizaron ofrendas al Inti Tata y se pidió por un buen año.
El Taita fue quien dio la señal de que la salida del Sol y el ritual ya habían finalizado. Todos se desarmaron del círculo, se saludaron y auguraron un buen año. Los sikuris empezaron a tocar.

Acá dejo unas fotos que encontré en internet, pero son muy parecidas a lo que vivimos y grabamos: